Mitad hombre, mitad caballos.
Los centauros, seres mitológicos que tenían el cuerpo de un caballo y el torso de un hombre, eran conocidos en la antigua Grecia por ser un poco brutos en su trato con los humanos.
Les gustaba beber y se sobrepasaban cuando lo hacían; por eso los hombres evitaban incitarlos cuando había alguna celebración importante. Afortunadamente, no todos los centauros eran igual de salvajes.
Cuentan que Quirón fue un centauro muy conocido por su sabiduría. A él le encargaron la educación de muchos héroes griegos, y a todos enseñaba música, ética y medicina, además de educarles en la caza.
En cierta ocasión, Heracles fue acogido en su casa de Folo, un centauro muy hospitalario. Como buen anfitrión, Folo quiso invitarle a vino y cogió un ánfora que pertenecía a los centauros, pero el olor a vino despertó al resto de los centauros, que no eran tan amables como él. Cuando los centauros descubrieron que estaban cogiendo su vino, se acercaron peligrosamente al invitado y lo miraron con ojos asesinos. Heracles actuó rápidamente, cogió varias de sus flechas y se puso a disparar contra ellos. Elato fue uno de los centauros heridos. Arrastrándose como pudo, Élato llegó hasta la gruta del centauro Quirón y se refugió en ella.
Heracles, que lo había visto esconderse en la gruta, lo siguió y le disparó desde el exterior con una nueva flecha. No sabía Heracles que allí se encontraba el sabio Quirón. Y así fue como Heracles mató por error al más noble y culto de todos los centauros que han existido sobre la Tierra.
Trabajo realizado: María Rico Alonso.
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